1. El binomio fantástico:
Para elegir un binomio fantástico es bueno hacerlo mediante
el azar. Por ejemplo: armario y perro. Un armario por sí solo no suele hacer
reír ni llorar, pero formando pareja con un perro, es otra cosa: el perro en el
armario, el perro con el armario, el armario del perro, el perro sobre el
armario, etc.
El binomio nos puede ofrecer historias fantásticas variadas.
Por ejemplo: El armario del perro me parece sobre todo una buena idea para
arquitectos. Está hecho para guardar el abriguito del perro, la colección de
los bozales y las correas.
2. Qué ocurriría si…:
Se trata de hacernos preguntas para contar historias. Por
ejemplo: ¿qué ocurriría si un hombre se despertase transformado en un
escarabajo?
Para formular una pregunta, es necesario elegir al azar un
sujeto y un predicado. Por ejemplo, con el sujeto “ríos” y el predicado “volar”
podría salir: ¿qué ocurriría si todos los ríos se echasen a volar?
3. Viejos juegos:
Consiste en recortar títulos de periódicos y revistas y
mezclarlos para conseguir noticias absurdas y/o divertidas. Por ejemplo: Un
juez / investiga para ser más limpio / ante el fracaso de las negociaciones.
4. Los cuentos al revés:
Invertir los cuentos tal y como se conocen. Por ejemplo:
Blancanieves no se encuentra a 7 enanitos sino a 7 gigantes. ¿Cómo sigue la
historia? Es aplicar la técnica de la inversión a un cuento.
5. Ensalada de cuentos:
Se combinan unos cuentos con otros, mezclando personajes,
lugares, acontecimientos… Por ejemplo: Caperucita se encuentra a Pulgarcito y a
sus hermanos.